jueves, octubre 22, 2009

Brígida y Abdón XXII

Hoy por fin hay sol, pero de todos modos hace frío. Llevas puesto un chaleco a rayas.

Llegaste antes de las doce y me tuve que levantar temprano para estar en pie en el momento en que llegaras. Mi mamá te invitó a almorzar hoy. Tallarines con huevo revuelto, tu favorito. Si a eso le sumamos la Pepsi y el helado de tres sabores que compré para el postre, podríamos decir que hoy tu paladar quedará extasiado de tanto placer favorito.

No sé si es casualidad pero hoy traes trenzas y las converse verdes que te regalé. Las dos cosas que más adoro en ti, aparte de ese lunar en la mejilla derecha.

Estamos en la cama acostados, suena Coldplay en la radio y me acuerdo de las veces en que me quedaba pegado a la tele viendo videoclips. Podía pasar horas y horas frente a la pantalla chica. Me gustaban los de Blur y Red hot chili peppers.

Todavía no encontramos el nombre adecuado que reemplace "cucharita", pero eso estamos haciendo ahora mismo y creo que es un poco nuestra adicción secreta. Las manos se entrelazan casi por iniciativa propia, los suspiros llenan el silencio cómodo que cada vez se hace más una costumbre anhelada.

Hoy no es día para conversar, hoy simplemente nos dejamos llevar, hoy pareciera que no importara nada, ni nuestros nombres ni nuestra historia ni el lugar donde estamos, ni el tiempo ni los demás, nada. Poco a poco rompemos la barrera, pasamos a otro estado, nos separamos del pudor. De pronto, no me reconozco, no te reconozco, pero sé que es lo que quiero y sé que es lo que tú quieres. Nos convertimos en uno, en piel, en unas sombras en mi muralla, somos secreto de dos orejas, somos caricias, besos y movimientos cadenciosos. La música en la radio sigue sonando. Parece que es hora de bajar a comer.

El almuerzo es en silencio, el helado parece un placer menor. Mi mamá mira la televisión y nosotros pareciéramos entender a la perfección nuestro lenguaje en clave a través de miradas. Nos llevamos el helado a la pieza, el cual después de poco rato se derrite y no sé si por culpa nuestra. Afuera no hace calor, la ventana está semi-abierta para que entre un poco de aire a la habitación.

Nos confundimos, entrelazamos, nos fundimos encadenados, a veces te miro, a veces me miras, a veces me siento tan nervioso y tú parecieras notarlo, me besas con delicadeza y me siento tu otra parte nuevamente. Y es que como definir esta relación si no es a través de una analogía con los soportes. Tú me mantienes, yo te mantengo. Somos algo sin nombre, pero a la vez lo somos todo.

Hoy por fin hay sol y por fin la tarde se ha hecho más larga de lo normal. Hoy tuvimos que fingir amistad cándida frente a mi mamá, aunque a veces siento que lo sabe todo. Y no me da miedo porque ella te quiere mucho y me lo ha dicho siempre, quizás esperando a que yo le diga "es mi polola". Pero somos sin nombre, eso pienso y espero que tú también.

Nos atrevemos a mirarnos fijamente los ojos por muchos segundos, no sé cuántos pasaron, no se me ocurrió contar. Mi cabeza está definitivamente en otro lugar. Tus respiros, tus pestañeos y caras que pones, todo toma otro significado. Es como empezar de nuevo, "hola como estai, como te llamai?".

Hoy te quedas y nos acostamos temprano. La luz se apaga, se cierra la ventana, se aprietan las manos en las espaldas y comienza un seudosilencio con olor a amor. Todo lo demás es complicidad y química pura. Eres mi persona favorita y tus trenzas son las mejores.

-TILLO-
Jueves, 22 de octubre de 2009 (04:03:02)




2 comentarios:

ignacia . dijo...

uyuyui qué candente estuvo este capítulo oye oh!

mila dijo...

Estos cabros deberían dar clases de silencios cómodos