martes, agosto 31, 2010

Capítulo XXVIII: Refugio Juntos Podemos Caleta

Lo peor ha pasado, parece. Ya estás en casa. Me llamaste y me contaste que tus papás y tu hermana están bien. Tus parientes del sur también sin novedad. Tus cuadros de fotos, rotos en el suelo, tu montaña de tapitas, ídem. Me dijiste que tu cama caminó y que te daría miedo dormir de nuevo. Dijiste que planeabas una forma de evitar tener sueño, como por ejemplo, echarle cucharadas de café a todas las comidas, aunque tuviera mal gusto, o fuera de mal gusto.
Dijiste también que verías Lost entera de nuevo. Me explicaste que si uno no piensa tanto, el cerebro no se cansa y así no es necesario dormir, me advertiste que yo tenía que hacer lo mismo que tú y que me prohibías que pegara la más mínima pestañeada.

Me mandaste escaneado un plano con un subterráneo que vamos a construir debajo de mi casa, claro, como si mi madre me fuera a dar permiso, pero hasta eso lo tienes planificado. En el plano del “Refugio Juntos podemos caleta” (como lo llamaste) aparece una pieza-taller donde mi madre podría trabajar en sus costuras. Para ser más específico el espacio designado a mi madre se trataría de la Fig. 8 en el plano. La figura 3 y más importante, según tú, es la Pieza del Legado, donde tú y yo seríamos los encargados de mantener la especie humana. Esa fue mi pieza favorita, la tuya también.

Te dije que el problema en el plano era que al lado de la Pieza del Legado figuraba el dormitorio de tus padres y que sería incómodo trabajar, con sus parientes habitando al otro lado de la pared. Estuviste de acuerdo y lo cambiaste de inmediato por la sala de Estudio, que sería la más aburrida y menos visitada, según tus estadísticas y análisis.

Me dio risa que existiera la figura 666, número que se saltaba de los demás (el último número consecutivo asignado era el 17). Me explicaste que era para darle una carga especial a esa pieza, ya que se llamaba “La Caldera del Diablo” y se trataba de una habitación diseñada para construir armas, tanto blancas como negras y de colores. Me dijiste que teníamos que preparar de todo, porque no sabíamos con que mal lucharíamos. Me trataste de explicar que habrían estantes separados para distintas amenazas, por ejemplo: para Vampiros, zombies, soldados gringos, árabes, fanáticos religiosos, presos políticos, androides, monstruos del espacio, momias, humanos mutantes, vikingos, samuráis, luchadores de box, esclavos negros, caníbales y reptiloides.

En el refugio habría dos baños, porque como viviríamos dos familias, la tuya y la mía, uno solo se haría escaso. Mi mamá sería la cocinera, porque según tú cocina más rico que la tuya, pero tu mamá al contrario sería la encargada de los desayunos.

Dejamos de hablar por teléfono porque tu mamá te retó aclarándote que por estos días había que hacer sólo llamadas urgentes, dijiste esa frase imitando a tu madre.

Te dije que no me conectaría porque quería jugar El Padrino. Te enojaste. Eres muy Mañosa.

Ojala se calme todo, se calmen las placas, las tierras y los noticiarios; para que así vuelvas pronto a la casa para pensar en nombres con la letra A.