viernes, octubre 30, 2009

Tea Mo II (not in inglish)

Te amo desde el lumbago hasta la esquina del viejo barrio,
desde el horizonte hasta el disco de música lejana,
desde el metalófono hasta las cicatrices del árbol,
desde las rodillas hasta quien sabe cuántos lunares,
desde el superocho hasta las mil y una noche,
desde las dos caras de la moneda hasta las garrapatas,
desde los veinte años hasta las siestas de verano,
desde los gritos nocturnos hasta los temblores superficiales,
desde las cucharas de palo hasta los pelos más largos,
desde la alcachofa completa hasta la vida de perros.

Te amo desde la escarcha en colores hasta la ducha sin resfrío,
desde los pétalos doblados hasta las garras deshilachadas,
desde la vigilia infinita hasta el sol sin rostro,
desde los parlantes malos hasta la espiga caminante,
desde la vieja escuela hasta los tiempos muertos,
desde el corazón dislocado hasta las venas más rotas,
desde el espanto incurable hasta las grises cortinas,
desde la espera insoluble hasta los adornos navideños,
desde el registro de un ave hasta las canciones más fomes,
desde los palos de helado hasta el primer amor platónico,
desde las rejas moradas hasta el timbre de papa.

Te amo desde tu escote hasta las mordidas de talón,
desde tu espina hasta los cambios de estación,
desde tu espalda hasta las lluvias con olor,
desde tus quince minutos hasta la lectura en voz alta,
desde tu Patagonia mutante hasta el estropajo remitente,
desde tu cocina con hielos coloridos hasta el cielo que no calla,
desde tu mirada vertical hasta las paredes que no rien nunca,
desde tus palabras sucias hasta los delirantes vecinos famosos,
desde el partido de Chile que no viste hasta las plazas con nubes propias.

Te amo desde las rejas con perros,
desde los parques con hojas de brujas,
desde los desayunos con William Wallace,
desde las salidas al cine porno,
desde las venidas en el cine porno,
desde los cambios de títulos a los libros,
desde que existen las nuevas leyes de reconciliación,
desde que aparecieron los crecencios otra vez,
desde que se me enredan los dedos,
desde que se me cortan las cuerdas,
desde que me río sólo cuando estoy triste,
desde que los martes son días para matar personas,
desde que las visitas inesperadas no llegan más,
desde que mis dedos van y vienen a algún lugar,
desde que no tiene sentido decir una palabra en plural,
desde que sólo escucho canciones cantadas por ti,
desde que te amo por razones que no voy a confesar jamás.

-TILLO-
Sábado, 31 de octubre de 2009 (19:48:12)