Santiago Añejo
No hay que desentonar en las calles
de este Santiago añejo;
más vale dormirse en los laureles
que retornar a un nivel de ganador.
La ciudad es pobreza de ilusiones
y sufren los soñadores:
cada día que pasa
es más difícil parar la micro.
No hay que mostrarse fuerte,
no hay que sentirse parte:
eres y serás una pieza de ajedrez;
alguien que se consideró ciudadano
alguna vez.
-Sábado, 23 de enero de 2010 (04:17:21)
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